‘Bienvenida a Irlanda’, me sonrió un oficial de aduanas pelirrojo mientras marcaba con un sello mi pasaporte… así empezó mi pequeña gran aventura en la Isla Verde.
Al cruzar las puertas por primera vez del aeropuerto de Dublín, me abrazó, a modo de bienvenida, la afamada lluvia irlandesa mientras un suave viento alborotaba mi cabello. Realmente me sentía muy animada y un poco nerviosa por lo que me estaba esperando.
Me llamo Jenny, soy rusa de origen, moscovita para dar más detalles. Llevo trabajando en España varios años, y el pasado verano, me surgió una oportunidad única para conocer en primera persona un maravilloso pedacito verde del mundo, y que obviamente no dejaría escapar, mientras supervisaba un grupo de niños rusos que realizaban un viaje de inmersión lingüística en Irlanda con uno de los programas propios de EGA Travel para aprender inglés.
¿Habéis oído alguna vez hablar de ‘el Condado Kerry’?
Desde el primer instante me atrapó por su inigualable belleza: montañas verdes, casitas de pan de jengibre, lagos y ríos mágicos cuyas aguas, tal y como dicen ellos, ‘fluyen hacia arriba’… Atractivo ¿verdad?, pues dejadme que os hable de su colosal Parque Nacional, lleno de árboles poderosos y asimétricos… realmente te hace sentir muy pequeño. Puedes dar un paseo andando o hacer alguna de sus rutas en bicicleta, algo muy recomendable si quieres abarcar más territorio en menos tiempo… O´Sullivan Cycles, ubicado en el maravilloso pueblo de Killarney, estarán encantados de alquilarte a buen precio una de sus magníficas bicis. Durante el paseo, te aseguro que te abstraerás absolutamente en muy poco tiempo y olvidarás por un momento el mundanal ruido de nuestra acelerada vida cotidiana.
La sede de EGA Travel está ubicada en la ciudad de Killarney, pero trabajamos también en otras ciudades de Condado Kerry como Tralee o Killorglin. Tralee es la capital de Kerry, y ambas, son ciudades verdaderamente hermosas.
HOST FAMILY
Viví en primera persona un alojamiento a través de ‘host families’, ya que, tanto a los niños como a mí misma, nos alojaron con las que iban a ser nuestras familias irlandesas durante toda la experiencia. Todos, desde el principio, nos referimos a ellos como ‘mi mamá irlandesa’ o ‘mi papá irlandés´, la verdad es que suena encantador… pues así es, el irlandés es una persona encantadora, acogedora y con un carácter muy parecido al español, os lo digo yo que soy medio española.
Mis ‘papás irlandeses’ resultaron una pareja de personas mayores, muy amables y sonrientes, siempre predispuestos a ayudarme. Mi ‘papá irlandés’ pescaba en los lagos de Kilarney salmones y truchas, y ‘mi mamá irlandesa’ los preparaba para la cena, con aliños de hierbas aromáticas que ella misma cultivaba en su jardín. En general, su cocina es elaborada, predominando verduras, vegetales y frutos de su propio huerto acompañados con salsas artesanas.
Antes de irme a dormir ‘mi mamá irlandesa’ me arrancaba una hoja de manzanilla o tomillo directamente de su huerto/jardín, y me preparaba un caldo calentito para atraer un buen sueño. Qué delicia dormir tapadita con mi manta respirando el aroma del aire fresco del Parque Nacional.
ACTIVIDADES
‘Mis niños rusos’ iban a las clases cada día y después de las clases hacíamos actividades: rutas en bicicletas, excursiones, cine, rockodromo, canoeing… aunque sin duda, la actividad estrella para ellos es el día de surf, ya que, aunque el agua está fría, se combate perfectamente con entusiasmo, energía y con trajes de neopreno.
Los viernes, tras una semana de intenso trabajo, tocaba abstraerse y divertirse… todos a la Disco en el centro de Killarney. Hasta los monitores más tímidos se arrancan a bailar… Imaginad como lo pasan los chavales.
Los findes teníamos excursiones a ciudades cercanas, donde podíamos disfrutar tanto del turismo cultural como de las compras, estas con cuidado, ya que Irlanda es un país que no es barato.
En la ciudad de Cork disfrutamos escuchando bandas de música en la calle, artistas pintando verdaderas obras de arte sobre el suelo, paseando por su mercadillo local, gente bailando… el ambiente es realmente vivo y alegre. No hay un solo pub en toda Irlanda que no tenga música en vivo, tanto de música popular irlandesa como de versiones de canciones de música rock… son unos fenómenos.
Fuera de las ciudades puedes encontrar innumerables castillos y catedrales, que te transportan a otras épocas. El contraste de los campos verdes con el cielo gris, con un toque de la luz del sol a través de las nubes hace las vistas aún más atractivas. Esta gama de colores es muy común para Irlanda, pero cuando sale el sol, se agradece mucho, y todo el mundo lo disfruta como se merece.
UNA EXPERIENCIA INOLVIDABLE
Todos los alumnos, tanto rusos como españoles, chinos o alemanes están felices independientemente del tiempo. No solo mejoran su nivel de inglés, sino lo más importante es que se sienten cuidados, protegidos y queridos. Aquí surge una auténtica amistad que a buen seguro perdurará para siempre. El vínculo es tan fuerte que ocurren intercambios posteriores frecuentemente… este año un niño ruso ha venido a casa de un español y el niño español se marcha a casa del ruso próximamente (ver artículo que nos escribió nuestro alumno).
Aunque yo no tuve mucha suerte con el tiempo (los irlandeses me decían que si quería conservar la riqueza de su isla verde obviamente tenía que llover), mi viaje resultó absolutamente maravilloso y guardaré para siempre los momentos únicos que viví.
La última mañana de mi estancia salí al jardín de ‘mi familia irlandesa’ para disfrutar por última vez del olor de sus flores y hierbas aromáticas. Este día el sol calentaba más fuerte que nunca… y me repetía una y otra vez… I’LL BE BACK.